Explorando tu Mundo Emocional (7) El Orgullo (Parte 7 de 7)

4–6 minutos

“Si no se modera el orgullo, él será nuestro mayor castigo”

Dante Alighieri

El orgullo… ¿es positivo o negativo?

La RAE define el orgullo cómo:

  1. Sentimiento de satisfacción por los logros, capacidades o méritos propios o por algo en lo que una persona se siente concernida.
  2. Arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que suele conllevar sentimientos de superioridad.
  3. Amor propio, autoestima.
  4. Persona o cosa que es motivo de orgullo.

Así pues, la respuesta sería que el orgullo tiene dos caras, una positiva y una no tan positiva.

¡Vamos a explorarlas!

El orgullo es uno de los sentimientos más complejos que los seres humanos experimentamos. A menudo, se percibe como un sentimiento positivo asociado con la satisfacción de los logros personales o el reconocimiento de las propias capacidades. Sin embargo, el orgullo también tiene un lado “oscuro” que puede conducir a comportamientos y actitudes problemáticas.

El “lado positivo” del orgullo sería cuando surge ese sentimiento de satisfacción y autoestima que nace de los logros personales y el reconocimiento de nuestras habilidades. Este tipo de orgullo nos motiva a perseguir nuestras metas, superar desafíos y mejorar cómo personas. Cuando lo experimentamos nos sentimos valoradas(os), competentes, hábiles, nuestra autoconfianza se refuerza y augmenta nuestro bienestar emocional.

Además, este tipo de orgullo es social, es decir, también puede sentirse hacia los demás.

¿Quién no se ha sentido orgullosa(o) de un logro conseguido por una hermana, una pareja o una amiga?

Cuando esto sucede, se refuerza el lazo social con esa persona y augmenta el sentido de pertenencia con ese grupo social.

Pero como todo en la vida, el exceso es malo. Y con el orgullo pasa lo mismo.

Cuando este orgullo “positivo” es demasiado elevado, se convierte en problemático para nosotras(os) mismas(os) y para los demás. Hay una exagerada autovaloración, que provoca una constante necesidad de estar por encima de los demás, menospreciando a quienes consideran que están por debajo. Este puede convertirse en arrogancia, soberbia, vanidad y está asociado con el egoísmo.

Esta falta de humildad y empatía suele generar problemas en el entorno social de la persona, generando conflictos y dificultando las relaciones personales. Su capacidad de autorreconocimiento es muy baja, así como muestran una gran resistencia a pedir perdón y al cambio personal (no piensan en el cambio porque piensan que lo hacen todo bien).

Pero, este orgullo puede aparecer también de forma puntual.

¿Alguna vez te has enfadado con alguien y has sido incapaz de perdonar, pedir perdón o aceptar alguna crítica?

Este tipo de orgullo que aparece de esta forma es una manifestación de nuestro ego defensivo. Es una barrera emocional que nos protege de la vulnerabilidad y del dolor, pero a la vez, nos impide la reconciliación y el crecimiento personal.

Cuando estamos dominados por este orgullo, mantenemos una postura rígida y evitamos admitir nuestros errores o aceptar las críticas constructivas, ya que hacerlo nos da la sensación de que herirá nuestra autoestima.

Este comportamiento puede llevar a conflictos personales ya que nos encerramos en una posición de superioridad moral que no nos permite empatizar con la otra persona ni buscar soluciones saludables al desacuerdo.

Trabajar en la humildad y en la apertura emocional es crucial para superar este tipo de orgullo.

¿El orgullo tiene un impacto en nuestra salud emocional?

La respuesta es sí, en todos los casos.

Por un lado, el orgullo “positivo” refuerza nuestra autoestima y fomenta una visión positiva de nosotras(os) mismas(os), nos hace más resilientes y nos ayuda a manejar mejor las adversidades porque nos sentimos más capaces, con lo cual nos ayuda a proteger nuestra salud emocional.

Por otro lado, el orgullo “negativo”, genera conflictos sociales constantes, lo que puede llevar al aislamiento social, y nos incapacita para reconocer y enmendar nuestros propios errores. Esto va generando un endurecimiento emocional que acaba afectando a nuestra salud emocional.

¿Y podemos trabajar en nuestro orgullo?

Por supuesto que sí.

Veamos algunos Tips:

1. Reconoce tu orgullo: El primer paso es admitir que tu orgullo está interfiriendo en la situación.

2. Practica la humildad: Reconocer que siempre hay espacio para aprender de los demás o que podemos estar equivocadas(os), es fundamental. La humildad nos ayuda a aceptar críticas constructivas y a mejorar.

3. Equilibra el orgullo con la empatía: Ser consciente de cómo nuestras acciones y actitudes afectan a los demás nos ayuda a mantener un equilibrio entre el orgullo y la empatía.

4. Sé honesta(o) contigo misma(o): Conócete, con tus cosas buenas y tus cosas no tan buenas y afróntalas. La honestidad nos da la fortaleza para cuestionarnos y mejorar. A más honestidad, menos orgullo. 

5. Comunícate: Habla abierta, honesta y asertivamente sobre tus sentimientos y escucha activamente a los demás, puedes descubrir muchas cosas.

6. Practica el perdón: Aprende a perdonar a los demás y a ti misma(o). El perdón no significa olvidar lo ocurrido, sino liberarse del rencor y permitirte avanzar.

7. Acepta las críticas cuando son constructivas: En lugar de ver las críticas como ataques personales, considéralas como oportunidades para mejorar. No todo el mundo te dice las cosas para herirte.

¡Ahora ya tienes por dónde empezar a trabajar!

Cómo hemos podido ver, el orgullo tiene distintas caras, pero todas ellas tienen una afectación interna importante. Trabajar en tu orgullo te permitirá mantener un equilibrio emocional y fomentar un bienestar psicológico duradero.


BIBLIOGRAFIA

Etxebarria, I., (2009). Las emociones autoconscientes positivas: el orgullo. En E. G. Fernández-Abascal (Ed.), Emociones positivas (pp. 167-180). Madrid. Pirámide.