«La fuente de todas las miserias para el hombre no es la muerte, sino el miedo a la muerte»
Epícteto
El miedo. Esa emoción imprescindible para la supervivencia, pero que se puede convertir en nuestra peor enemiga si coge el mando.
Es una alerta emocional que nos avisa que lo que está sucediendo puede provocarnos daño físico o psíquico, activando nuestra respuesta de lucha o huida.
Pero… ¿Cómo se produce esa respuesta tan rápida e intensa?
Cuando el cerebro percibe una situación como peligrosa para nuestra integridad activa el hipotálamo que a su vez activa el lóbulo frontal de la corteza cerebral. Éste a su vez activa la glándula suprarrenal provocando una descarga de adrenalina que hará que se produzcan cambios fisiológicos para que nuestro cuerpo pueda luchar o huir:
- Las pupilas se dilatan.
- El tórax se ensancha.
- La provisión de sangre aumenta.
- La tensión arterial aumenta y los músculos se contraen.
- Se produce una liberación de glucosa que alimentará a los músculos.
- Los bronquios se dilatan para poder coger más oxígeno e hiperventilamos.
- etc
Ahora imagina que todo esto sucede sin que tengas que hacer frente a una situación de amenaza real. Que locura, ¿no? Pues esto es lo que ocurre en los tiempos modernos.
El miedo es valioso y universal. Su principal cometido a nivel de gestión emocional es darnos la señal de que no tenemos recursos para abordar la situación.
Cómo en todas las emociones existe su expresión adaptativa y saludable y su expresión más patológica. Veámoslo.
Existen 3 tipos de miedo:
Miedo primario, adaptativo y saludable: Nos permite abordar la situación del presente. Aparece para advertirnos de que la situación es peligrosa para nuestra integridad física o psíquica. Este miedo nos permite encontrar recursos para hacer frente a la situación, adaptarnos y sobrevivir.
Miedo primario, desadaptativo y no saludable: Es un miedo que se queda atascado y aparece en el momento en el que una situación provoca una amenaza que «destapa» todo ese miedo atrapado. La intensidad de este miedo no es adaptativa, sale sin control y sin que podamos gestionarlo.
Aquí hablaríamos de miedo agudo y ansiedad (y de todas sus formas: fobias, ataques de ansiedad, ataques de pánico, etc).
El miedo desadaptativo constituye una reacción fóbica a pensamientos, sentimientos y recuerdos asociados con frecuencia a eventos traumáticos. El miedo fue adaptativo en la situación original, pero continúa siendo activado y se convierte en ansiedad. Lo más frecuente es tener miedo a volver a experimentar ese miedo, es decir, se coge “Miedo al Miedo”.
Miedo secundario: Es ese miedo que no se debe a un peligro externo, sino a una situación interna de inseguridad. Aquí se trata de identificar cuál es la raíz de ese miedo y si hay alguna otra emoción que se está superponiendo y, por tanto, tapándolo. Aquí podemos encontrar como raíz del problema el miedo al rechazo, al fracaso, a poner límites, etc.
La Dra. Stéphanie Hahusseau recoge en uno de sus libros que existen 3 miedos fundamentales en los seres humanos:
- Las heridas, la enfermedad y la muerte.
- El juicio negativo o el rechazo de los otros (la soledad).
- El miedo a la angustia (el miedo al miedo que mencionamos antes).
Según esta y otras(os) autoras(es), todos los demás miedos derivan de estos tres. Por ejemplo: tener miedo de los insectos equivale a tener miedo a ser picado y, por consiguiente, al miedo fundamental sería “a las heridas, la enfermedad y la muerte”.
Compruébalo con alguno de tus miedos, a ver si encaja.
A partir de aquí se extrapoló que en realidad estos tres miedos se reducían a dos miedos básicos:
Miedo a morir o Miedo a vivir.
Veamos si cuadra:
- Las heridas, la enfermedad y la muerte – Miedo a morir.
- El juicio negativo o el rechazo de los otros (la soledad) – Miedo a vivir.
- El miedo a la angustia – Miedo a vivir.
Tiene algo de sentido, ¿no?
Cuando tu miedo fundamental es el Miedo a vivir:
- Tendrás falta de compromiso.
- Buscarás permanente nuevos inicios: personales y/o profesionales.
- Búsqueda de la exploración continúa.
- Tendrás sensación de aburrimiento constante en tu vida.
Y si tu miedo fundamental es el Miedo a morir:
- Evitarás los riesgos.
- Valorarás ante todo la seguridad.
- Tendrás resistencia al cambio.
- Vivirás un guión vital convencional.
- Serás crítico con la vida de otros.
- Necesitarás el control.
Un ejercicio que desarrollaron para explorar cuál es el miedo básico es “La 5ª esencia del miedo”. Abajo te explico en qué consiste.
Recuerda que el miedo también puede ser una fuerza motivadora. Cuando superas grandes miedos, siempre viene acompañado de un gran crecimiento personal. La clave es canalizar esa energía emocional en lugar de permitir que te paralice.
Es importante destacar que la aceptación del miedo no implica ausencia de valentía. Ser valiente no significa no tener miedo, sino enfrentarse a él a pesar de su presencia.
No olvides que, las emociones están aquí para vivirlas; reconociéndolas, aceptándolas y gestionándolas. Acepta tu miedo y agradécele que haya venido a avisarte de que te faltan algunos recursos, y pregúntate, ¿qué necesito? Y… ¡a por ello!
HERRAMIENTA (12): La 5ª esencia del miedo
Para poder indagar en cuál es tu miedo básico fundamental desarrollaron este ejercicio.
Consiste en elegir un miedo que tengas (el que sea) o una situación que te de miedo y explorarlo preguntándote “¿Qué significa esto para ti?” a cada respuesta que des. Se supone que en 5 respuestas llegarás a tu miedo básico fundamental (recordemos que son: miedo a morir o miedo a vivir).
Te dejo esta imagen a modo de ejemplo.
Una vez encontrado tu miedo básico puedes trabajar en él para ver qué limitaciones tienes y cómo conseguir esos recursos que te pueden faltar.
¡Ya me contarás si a ti te ha funcionado el ejercicio! No a todo el mundo le sirve, pero es interesante de explorar.
BIBLIOGRAFIA
Goleman, D. (1996). Inteligencia emocional. Madrid: Kairós.
Hausseau, S. (2010). Tristeza, miedo y cólera. Madrid: Desclee de Brower.
[Imágenes de la película Inside Out de Disney (2014)]
PsicoTip 