La importancia de (re)conocerte

6 minutos

Antes de empezar el trabajo específicamente de gestión emocional, es importante hacer primero un trabajo de autoconocimiento. Es el punto de partida.

Este trabajo, por suerte o por desgracia, durará toda la vida, ya que no somos las mismas personas que hace 5 años, evolucionamos. Por tanto, nos tendremos que ir (re)conociendo constantemente en la vida. Aun así, cuando aprendemos a vernos y nos vamos conociendo, este proceso ya nos dura para siempre y nos permite ir haciéndolo regularmente y cada vez de forma más natural.

¿Y cómo sabes si ya te conoces?

Autoconocerte, a grandes rasgos, implica saber identificar:

  • Tus pensamientos y su influencia en lo que sientes.
  • Tus emociones y saber gestionarlas.
  • El lenguaje de tú cuerpo.
  • Tus puntos fuertes y tus ámbitos de mejora.
  • Tus necesidades.
  • El impacto que causas en los demás.
  • Tus propósitos.

Parece mucho trabajo, pero recuerda que es un viaje largo, que se hace poco a poco.

Para poder conocerte es importante observarte, escucharte y experimentarte, con mucha curiosidad, procurando no limitarte con juicios o creencias que muchas veces no son tuyas, sino que son heredadas.

Este proceso, si se hace de forma profunda, puede ser doloroso, porque verás cosas de ti que no te gustarán. Pero recuerda que lo que no vemos, no tiene margen de mejora. Aun así, te aseguro que vale la pena, porque saber cómo eres te permitirá mejorar y sacar tu máximo potencial, y aprenderás a jugar “tus cartas”.

El autoconocimiento empieza por observar con curiosidad todas tus dimensiones.

¿Y cuantas dimensiones tiene el ser humano?

Depende del autor unas dimensiones se incluyen dentro de otras y acaban saliendo más o menos. Yo me especialicé con el modelo que definen Olga Cañizares y Carmen García de Leaniz, y se definen 5 dimensiones.

Para conocerte, es importante que profundices en cada una de ellas. Y recuerda que somos un todo y que estas dimensiones están interconectadas e interrelacionadas. Por tanto, cuando trabajes en una dimensión, se verá también reflejado en las otras.

DIMENSIÓN EMOCIONAL

¡Mi favorita! Es la que más impactó en mí.

Nuestra estructura de pensamiento siempre está envuelta en emociones. Son las que nos movilizan a la acción. De ahí la importancia de aprender a gestionarlas.

SÍ, gestionarlas, NO controlarlas. Cuando queremos parar, controlar o evitar una emoción, esta se hace más grande y se queda. Cuando gestionamos la emoción, esta transita, nos da la información que venía a darnos y se va.

Es importantísimo el autoconocimiento emocional. ¿Qué cosas te hacen reaccionar de forma intensa? ¿Qué te dispara el miedo, la rabia o la tristeza? ¿Cuál es la emoción que sientes más veces a lo largo del día?

Esta dimensión incluye: la identificación, la aceptación, la comprensión y la gestión de nuestras emociones.

DIMENSIÓN MENTAL

Aquí podríamos distinguir (de forma muy genérica) la parte consciente, la subconsciente y la inconsciente.

La consciente, sería la parte más racional, la que es accesible. Los pensamientos dirigidos o voluntarios, pero también los involuntarios.  

La subconsciente, sería la que controla esos patrones de conducta desconocidos por nosotros/as. Por ejemplo: cuando estoy nervioso/a, como compulsivamente. No es accesible de forma directa, pero sí podemos influir en ella.

La inconsciente, está en un nivel más profundo y no es accesible. Es aquella parte que nos hace reaccionar instintivamente. Por ejemplo: si noto calor intenso en la mano, la aparto del fuego.

DIMENSIÓN CORPORAL

El cuerpo es el vehículo a través del cual, sentimos, canalizamos y nos comunicamos. Es importante que cuidemos “nuestro hogar”, y no hay más hogar que nuestro propio cuerpo, en él vivimos y viviremos para siempre, así que es muy importante saber cómo sentimos a través de él y que lenguaje habla.

El cuerpo nunca miente. Seguro que te ha pasado alguna vez, de ir a algún lugar o hacer algo que en realidad no querías, pero internamente “te habías obligado”, y cuando estas allí, empiezas a sentirte mal, te agobias, estas incomodo/a, no sabes casi ni porque, pero quieres irte.

Si aprendes el lenguaje de tu propio cuerpo, te dará mucha información de tú vida y vuestra relación mejorará. La respiración es el lenguaje básico de todos los cuerpos, ya que cuando prestamos atención a la respiración no podemos hacer nada más, y eso nos permite conectar con él. Pruébalo: Intenta respirar conscientemente, dándote cuenta perfectamente de la entrada y salida de aire, y al mismo tiempo piensa en algo.

DIMENSIÓN SOCIAL

El ser humano es social por naturaleza. Hemos vivido en comunidad desde los inicios de nuestra especie. La tribu nos da seguridad y supervivencia, y estamos biológicamente preparados para relacionarnos entre nosotros/as.

Es importante observar cómo nos relacionamos. ¿Soy igual con todo el mundo? ¿Con que tipo de personas me siento mejor? ¿Qué emoción es la que más siento cuando estoy con gente?

DIMENSIÓN ESPIRITUAL

¡Ojo, no confundir con religión!

Esta dimensión fue incluida por los psicólogos no hace demasiado tiempo. Pero ya se ha estudiado que es una parte importante del ser humano.

Es una dimensión que los que no creemos en una religión concreta solemos tener bastante abandonada, porque la relacionamos con Dios y con la iglesia, pero hay un tipo de espiritualidad que es “laica” y que no tiene nada que ver con un Dios específico.

Esta dimensión la tenemos todos/as y es aquella que habla de nosotros/as más allá de la mente o del cuerpo. Cada uno/a la vive de una manera diferente y tienes que descubrir cual es la tuya.  

Conocer esta dimensión requiere introspección profunda, y esto se puede conseguir a través de la meditación.


¡Ahora ya puedes empezar tu entrenamiento emocional!

A continuación, te comparto otra herramienta para que puedas coger distancia y observarte.

¡A practicar!

HERRAMIENTA (3): Tu sala de cine

Cuando nos suceden cosas en la vida, acostumbramos a tenerlas mentalmente tan cerca, que parece que estén delante de nuestra cara y no podemos tomar decisiones. Alejándonos un poco de ellas, les cambiamos la perspectiva y eso lo cambia todo.

Tu sala de cine consiste en:

Cierra los ojos. Respira un momento. Imagina que estás en un cine. Estás sentado en el patio de butacas, tú solo/a, en el centro. Miras de frente y, en la pantalla, empieza la película. Te das cuenta de que el protagonista eres tú, es tu vida. Y aparece aquella escena de tu vida que te inquieta o que necesita algo de reflexión.

Entonces empiezas a observar lo que piensa el/la protagonista, o sea, tú. Observas lo que siente, lo que hace, lo que dice.

Tienes un mando en la mano. Puedes parar la imagen y retroceder, para comprender porqué hace lo que hace. En la película, puedes ver cómo te gustaría sentir, pensar y hacer las cosas, respecto a eso que te inquieta.

Al ver la situación en una pantalla, mentalmente cogemos distancia y nos puede ayudar a tomar mejores decisiones.

Adelante, te invito a que vayas a tu cine y descubras cómo es tu película. 😊


BIBLIOGRAFIA

Ballesteros, I., Cañizares, O., Castanyer, O., García, C. y Mendoza, E. (2016). Hazte Experto en Inteligencia Emocional. Desclée de Brouwer.

Cañizares, O. y Delgado, D. (2017). Quiero aprender a conocerme. Bilbao: Desclée de Brouwer.

Miller, A. (2005). El cuerpo nunca miente. Barcelona: Tusquets.


Crea una web o blog en WordPress.com