Las nuevas tecnologías han aportado una gran cantidad de beneficios a las sociedades actuales. Rapidez, cultura, constante información…pero todo eso también nos ha llevado a estar más informados, conocer más enfermedades y estar más preocupados. La cantidad de enfermedades que conocemos y de las cuales se habla casi a diario, hace que en ocasiones nos atemoricemos en exceso.
Todos alguna vez, o sino, conocemos a alguien, que a la que siente algo va directo a buscar en Internet los síntomas. Por supuesto, la gran mayoría de veces, es algo terrible. Es importante consultar al médico si lo creemos necesario, pero cuando se vive en una constante preocupación aún habiéndolo consultado, entonces hablamos de hipocondría.
Todos le hemos dicho a alguien (o nos lo han dicho a nosotros), “va, que no es nada. No seas hipocondríaco”. Usamos con una gran ligereza esa palabra, y la realidad es que es un grave trastorno psicológico. Conozcámoslo mejor.

La persona hipocondríaca, desarrolla un esquema cognitivo sobre la creencia de tener una enfermedad física o la posibilidad de desarrollarla a partir de ciertos indicios físicos. Al tener determinadas sensaciones internas (que suelen ser cambios fisiológicos normales, dolores de cabeza, ansiedad…), se inicia todo un procesamiento selectivo de la información, es decir, pensar únicamente en esa sensación y en la información que se tiene sobre las enfermedades, esto provoca una interpretación de amenaza sobre esa sensación, provocando a su vez un estado de malestar personal real y un miedo irracional a estar sufriendo o a sufrir una enfermedad.
El mayor problema, es que es un círculo vicioso difícil de frenar. El paciente tiene una sensación corporal –> la interpreta erróneamente –> se inician los pensamientos y los miedos a padecer una enfermedad –> esto produce un aumento de la ansiedad y su consiguiente malestar –> se asocia ese aumento del malestar a la supuesta enfermedad –> se refuerza el pensamiento de padecer una enfermedad –> la ansiedad y el malestar vuelven a aumentar –> empieza la búsqueda de un diagnóstico (que será negativo por muchas pruebas que hagan) que no convencerá porque se siente ese malestar…
Se conoce, que en este trastorno tiene un papel muy importante el contexto socio-familiar en el que se encuentra la persona. Convivir o haber convivido con personas hipocondríacas o con enfermedades, ya que se puede haber realizado un aprendizaje de los cambios físicos o de síntomas. El hecho de haber vivido diversas enfermedades, y por miedo a que se repita ese malestar, se pueden desarrollar también este tipo de conductas.
El malestar que sienten las personas con este tipo de trastorno es muy grande, y la vida se les hace muy complicada. Es importante recibir ayuda de un profesional, ya que si no es así, el malestar únicamente aumentará.
Veamos los síntomas más comunes, para poder diferenciarlos de ser simplemente, un poco “aprensivos”:
- Preocupación por el temor de tener una enfermedad grave en base a la interpretación errónea de la persona, de sus síntomas corporales.
- La preocupación persiste a pesar de las evaluaciones y palabras tranquilizadoras de los médicos.
- Las preocupaciones generan un deterioro psicosocial significativo (es decir, empiezan a estar afectados todos los ámbitos de la vida: social, laboral, familiar…).
- Se desarrollan conductas obsesivas (se pueden provocar auténticos síntomas físicos, como la aceleración de los latidos del corazón o disfunciones digestivas. Se examinan sus propias funciones biológicas de forma regular, se toman el pulso, la temperatura o la tensión arterial, numerosas veces al día, analiza la cantidad y la composición de los alimentos que van a ingerir…).
- El trastorno dura al menos 6 meses.
Es probable que te hayas podido identificar en algún punto, eso no quiere decir que padezcas el trastorno, pero sí que seas un poco aprensivo o de los que corre a buscar cualquier síntoma en Internet. Es importante gestionar estas conductas, que parecen muy inocentes, pero que si se les da vía libre pueden afectar a nuestro bienestar.
Veamos algunas pautas que nos pueden ayudar:
- Es muy importante entender el círculo vicioso que suponen estas conductas, para poder frenarlo tenemos que tenerlo muy claro, así que vuelve arriba y revísalo.
- Mentalízate de que esos pensamientos son irracionales.
- La mayoría de las veces, esos síntomas que tenemos (o creemos tener) tienen explicaciones bien sencillas. Obsesionarte con ellos solo hace que se sientan más y más.
- El miedo está en nuestra mente, y nuestra mente somos nosotros. No dejes que un pensamiento negativo se desarrolle tanto como para controlar tu vida. No alimentes esos pensamientos con diálogo interno.
- Observa lo que realmente está sucediendo en tu cuerpo, no lo que podría pasar.
- Cuando sientas miedo por padecer una enfermedad, no pienses y espera, deja tiempo al miedo para que haga su proceso. Subir y bajar. No luches contra él, ni huyas de él, acéptalo. Cuando se pase lo verás más claro.
- Nunca consultes tus síntomas por Internet. Cuando buscas un síntoma por Internet ya estas predispuesto a encontrar que tienes una enfermedad, por tanto solo harás caso de la información que te dice lo que quieres oír, sea fiable o no. Si realmente te sientes mal, consulta con un médico.
Si eres de los aprensivos ahora ya conoces algunas técnicas que te pueden ayudar. La vida por si sola ya nos traerá malos momentos, los que dependan de nosotros procuremos evitarlos. Y no olvides que la vida es demasiado valiosa para simplemente mirarla con miedo mientras va pasando, mejor vivirla y disfrutarla.


5 respuestas a “La hipocondría”
Hola, yo soy hipocondríaca desde pequeña, pero ahora la obsesión por pensar que yo tengo algo se ha trasladado a mi hermana. Pienso que va a a tener algo malo y me vienen a la cabeza situaciones como de futuro, pensamientos malos respecto a eso y no se me van de la mente. ¿Tiene que ver con la hipocondría?
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Hola, es difícil poder decirlo únicamente con esta información, pero podría ser que sí. Es importante buscar ayuda de un profesional si consideras que esta situación afecta a tu bienestar, te asesoraran y ayudaran para saber exactamente que sucede y cómo afrontarlo. Mucha suerte y un abrazo.
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hola, sufrì de lo mismo y lo superè. puedo contarte como, no busco venderte nada.
bhr1961@hotmail.com
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Quiero agradecerte también por aquí que te hayas tomado la molestia de preparar un Tip tras mi petición. La verdad es que he sido hipocondríaca desde pequeña (quizá no llego al término al 100% tras lo que comentas, pero desde luego no me quedo sólo en aprensiva). Mi padre lo era y siempre teníamos en casa libros de medicina fáciles de entender, de los que incluso tenían tablas de relaciones según los síntomas y se iba descartando las enfermedades según las respuestas a la sintomatología. Criándome así, ahora mantengo esa mala costumbre de buscar en internet cualquier dolencia no conocida que me surja y aún siendo dolencias habituales que padezco y tengo medicadas, siempre hay algún momento en el que «me dejo llevar».
Sé que no debería hacerlo pero si a lo mejor me autodiagnostico y luego compruebo que esa enfermedad no es (por no tener todos los síntomas o no ir por dónde yo creía), eso ya me tranquiliza un poco. Pero claro, las probabilidades de que sea así se supone que serán menores a las de encontrar que de pronto puede darme un derrame, un infarto o una apendicitis. Pero bueno, el círculo vicioso que describes es totalmente cierto y es el que de alguna forma tengo que romper cuando coge velocidad. Espero poder hacerlo y saber diferenciar lo que puede ser un simple dolor muscular a una angina de pecho. Soy así de extrema, jaja. Muchas gracias de nuevo y felicidades por el blog al completo. Lo descubrí por casualidad, aún estoy en proceso de revisarlo entero, pero me está resultando muy curioso e instructivo. Un abrazo 🙂
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¡Muchísimas gracias a ti por leerlo!Si te ha servido aunque sea un poco, ya me doy por satisfecha. Hay muchísimas personas en tu misma situación, más de las que nos pensamos, pero creo que lo positivo en tu caso, es que tienes muy clara tu situación, eso es imprescindible para cambiarlo. Te ánimo a que poco a poco vayas cambiando esas conductas y pensamientos, no dejes que (como muy bien dices) coja velocidad y acabe controlando tu vida. Tu vida es tuya, de nadie más, y lo que tenga que pasar, pasará. Espero que me vayas contando tus progresos 🙂 Te deseo lo mejor. ¡Un abrazo!
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