PsicoTip

Seguro que no aprobaré el examen, seguro que no me darán el trabajo, seguro que no le gusto, no puedo hacerlo, no soy capaz…

Éstas, son frases que todos alguna vez en la vida hemos dicho o nos hemos encontrado pensándolas. Y a continuación, alguien que dice “¡Qué pesimista eres, tienes que ver el vaso medio lleno!”. Pero, ¿qué es ver el vaso medio lleno o medio vacío?

El optimismo, es una actitud que implica tener esperanzas y unas fuertes expectativas de que las cosas saldrán bien a pesar de los contratiempos y las dificultades. Éste, ayuda a no caer en la desesperación cuando hay adversidades. Es ver el vaso medio lleno.

En contraposición tenemos el pesimismo, que es la actitud que implica pensar que las cosas siempre nos irán o saldrán de la peor forma que pueden ir. Este es uno de los rasgos que se acentúa en las personas que padecen ansiedad o depresión. Es ver el vaso medio vacío.

Las personas, no son exclusivamente optimistas o pesimistas, sino que son estados transitorios, es decir, en ocasiones nos sentiremos optimistas y en ocasiones pesimistas. Pero podemos hacer un esfuerzo por ser positivos cuando tenemos un día pesimista.

Martin Seligman, partiendo de estos conceptos y de la necesidad de descubrir qué factores movían al individuo a uno u otro estado, dio lugar a lo que llamamos Psicología Positiva. La Psicología Positiva busca comprender, a través de la investigación científica, los procesos que subyacen a las cualidades y emociones positivas del ser humano. Las áreas de la psicología positiva son: la felicidad, la creatividad, el fluir (o flow, es el estado en el que la persona se encuentra totalmente absorta en una actividad por su propio placer y disfrute), la resiliencia (es la capacidad de adaptarse o superar situaciones adversas de forma positiva), el optimismo, el humor, la inteligencia emocional y las fortalezas personales.

Así, se ha demostrado que las personas optimistas son más felices porque miran la vida, lo que les rodea y lo que les sucede con “mejores ojos”, de forma más positiva. Se ha demostrado, que las emociones afectan al sistema inmunológico y a su respuesta. Por tanto, este estado de optimismo influirá de forma positiva en las emociones y éstas a la vez, en el sistema inmunológico, así que disfrutarán de una mejor salud.

Eric Kim, realizó una investigación en la Universidad de Michigan, en la cual se demostró que las personas que eran más optimistas, eran más felices, y esto producía una reducción notoria en el riesgo de sufrir ictus cerebrales o accidentes cerebrovasculares.

Esta claro que el optimismo nos afecta muchísimo, ya que si pensamos que somos capaces de hacer algo nuestro cerebro dedicara más esfuerzo y energía, tanto en la tarea a realizar, como en el tiempo que le dedicaremos, ya que perseveraremos mucho más en los obstáculos y los fracasos que se nos presenten, porque pensaremos que somos capaces de superarlos y también mejoraremos nuestra resistencia a las adversidades. Así pues, conseguiremos nuestros objetivos, reforzando a su vez ese pensamiento optimista.

El pesimismo actuará de forma contraria, si no me veo capaz de hacer algo, la energía, esfuerzo y tiempo que dedicaré en realizar la tarea será mucho menor y de menor calidad, por tanto fracasaré, reforzando aún más ese pensamiento pesimista. Es un círculo que solo uno mismo puede romper.

Los peores límites son los que nos ponemos nosotros mismos/as. No puedes esperar que crean en ti, si ni tú mismo lo haces. Confía en ti, porque eso será lo que transmitirás a los demás y será lo que haga que ellos crean en ti.